martes, julio 24, 2007

Manifiesto de Niños

Juguetes a cuerda, por Horacio Gonzalez.

El juguete a cuerda quiere incluir un solo tema en el Manifiesto: que la cuerda sea eterna. Ha leído varios libros al respecto. Son filosofías de la eternidad. Pero ninguna incluye la idea de dar cuerda. Hay otras ideas parecidas, como eterno retorno o ciclo perpetuo. Pero no encuentra la ida que le interesa. La idea de cuerda inagotable, la Cuerda del Eterno Retorno. Los libros o enciclopedias filosóficas no la mencionan. Entonces piensa en la idea del Niño Perpetuo que será quien de cuerda por primera vez al juguete fundador y que nunca más el juguete se detenga. Dar cuerda, solo la primera vez. La Primera Cuerda que ponga en funcionamiento el Juguete Absoluto. Sea camioncito, soldado loco, osito con sombrilla o auto de carrera, esos juguetes seguirían funcionando imperturabables. El juguete-mundo. Pero lamentablemente todavía no se ha podido incluir en el manifiesto esa frase fundamental: que la cuerda sea eterna. Sin esa frase las cuerdas serán parciales, tacañas. Algunos exclaman, mientras la cuerda funciona bien, aunque próxima a agotarse y gastando poco a poco su energía: “que tengas cuerda para rato”. Mera expresión de deseos que revela la fragilidad del juguete, el modo en que es abandono por la providencia caprichosa. ¿No le gusta a la providnecia ese espiral enroscado, esa cinta plegada sobre sí misma, que nunca descuida su tensión? ¡No sabe que las Cuerdas deben ser para siempre, no un rato, no un poco. Envueltas sobre sí misma perpetuamente, con la misma rigidez, exaltando la misma energía. Que la cuerda sea eterna. El niño para siempre le dará cuerda imperecedera. El juguete inmortal rebotará contra paredes, subirá a los durazneros, caerá de la terraza, y seguirá recuperando automáticamente la cuota de energía que cada vez pierda. La cuerda quizás se agotará un poco pero se recuperará en la misma cantidad. En las meditaciones del juguete a cuerda, existe así el deseo de la cuerda eterna, las cuerda de la divinidad niña. El manifiesto de niños deberá decir que el juguete a cuerda transforma su cuerda efímera, su cuerda perecedera, en cuerda eterna. El niño ya no deberá girar la manivela o la llave de la cuerda –aquí el manifiesto vacila, no sabe si preferir la palabra manivela o llave- más que una sola vez. Una vez única, sagrada. Luego la Cuerda Eterna se encargará de todo. La duda que sin embargo tomará cuerpo es si habrá un niño eterno que pueda dar esa cuerda, si se podrá evitar que alguna vez una oleada de niños eternos, hartos de la eternidad, no marchen con sus juguetes destrozados a favor de la cuerda breve y mortal, a favor del desánimo de los juguetes.


Texto que acompaña a un grabado francés del siglo XVIII

Máquina de vapor para la corrección celerífera de las niñas y de los niños.“Se avisa a los padres y madres, tíos, tías, tutores, tutoras, maestros y maestrasde internados y a todas las personas en general que tengan niños perezosos, golosos, rebeldes, revoltosos, insolentes, pendencieros, acusones, charlatanes, irreligiosos, o con cualquier otro defecto, que el señor Croquemitaine y la señora Briquabrac acaban de instalar en cada cabeza de distrito de la ciudad de parís una máquina semejante a esta, y que reciben todos los días en sus establecimientos, desde las doce de la mañana hasta las dos de la tarde, a todos los niños malos que necesitan ser castigados.Asimismo, el señor Croquemitaine y la señora Briquabrac , instalarán en breve máquinas semejantes para enviarlas a las ciudades de provincia, a las cuales se trasladarán cuanto antes ellos mismos para dirigir su funcionamiento. lo barato del castigo aplicado por la máquina de vapor y los efectos sorprendentes que produce animarán a los padres a servirse de ella siempre que la mala conducta de sus hijos así lo exija. también tenemos internado para los niños incorregibles, a quienes alimentamos con pan y agua.”